Obra de Mateo Santamarta
RUINA
A Regino Sainz de La Maza
Sin encontrarse.
Viajero por su propio torso blanco.
Así iba el aire.
Pronto se vio que la luna
era una calavera de caballo
y el aire una manzana oscura.
Detrás de la ventana,
con látigos y luces, se sentía
la lucha de la arena con el agua.
Yo vi llegar las hierbas
y las eché un cordero que balaba
bajo sus dientecillos y lancetas.
Volaba dentro de una gota
la cáscara de pluma y celuloide
de la primera paloma.
Las nubes, en manada,
se quedaron dormidas contemplando
el duelo de las rocas con el alba.
Vienen las hierbas, hijo;
ya suenan sus espadas de saliva
por el cielo vacío.
Mi mano, amor. ¡Las hierbas!
por los cristales rotos de la casa
la sangre desató sus cabelleras.
Tú solo y yo quedamos;
prepara tu esqueleto para el aire.
Yo solo y tú quedamos.
Prepara tu esqueleto;
hay que buscar de prisa, amor, de prisa,
nuestro perfil sin sueño.
(Poeta en Nueva York - Llanto por Ignacio Sánchez Mejías - Diván del Tamarit. Colección Austral de Espasa-Calpe)
2 comentarios:
Es especial este hombre, tiene un ritmo! Y un sentido tan puro de la palabra!
Y al llegar a "cabelllera", le encontré sentido a la relación con el cuadro, no sé...
Otro abrazo
La relación con el cuadro es sólo por algunas coincidencias: caída, N. Y., pero es un cuadro autónomo que creo que sirve para acompañar humildemente un bello poema de un libro genial de este poeta grande que nos robaron siendo aún muy joven. Un abrazo, amiga. Gracias por tu visita y comentario.
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