Las playas, parameras
al rubio sol durmiendo,
los oteros, las vegas
en paz, a solas, lejos;
los castillos, ermitas,
cortijos y conventos,
la vida con la historia,
tan dulces al recuerdo,
ellos, los vencedores
caines sempiternos,
de todo me arrancaron.
Me dejan el destierro.
Una mano divina
tu tierra alzó en mi cuerpo
y allí la voz dispuso
que hablase tu silencio.
Contigo solo estaba,
en ti sola creyendo;
pensar tu nombre ahora
envenena mis sueños.
Amargos son los días
de la vida, viviendo
sólo una larga espera
a fuerza de recuerdos.
Un día, tú ya libre
de la mentira de ellos,
me buscarás. Entonces
¿Qué ha de decir un muerto?
4 comentarios:
Cuánto sufrió en el destierro. Sus poemas se llenaron de amargura lejos.
Otro de los grandes, Mateo, de los imprescindibles.
Un abrazo.
Así lo creo, Isabel: para mí es uno de los más grandes y su poesía una de las mas "auténticas". Un abrazo, amiga.
Me alucina esta gente con ese mundo interior tan rico, tan lleno de alma. Y con una capacidad extraordinaria para saber decir lo que quieren, lo que sienten, lo que viven, de una forma sutil y desgarrada al mismo tiempo.
Un fuerte abrazo, apreciado Mateo
Tienes razón, Virgi. Cernuda fue un poeta muy acertado en su extrsión del mundo intrior y tampoco se olvidó nunca de su España a la que no pudo volver. Un abrazo, Virgi.
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