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viernes, 30 de diciembre de 2016

Willian Blake > El libro de Thel (fragmento).


(...)
Entonces vio Thel, con asombro, al gusano en su lecho, que engalanaba el rocío.
"¿Un gusano eres tú? Imagen de la flaqueza, ¿eres sólo un gusano?
Como un niñito te veo, arropado en la hoja del Lirio. No llores, ¡ay!, vocecita: no sabes hablar, pero lloras. ¿Es eso un gusano? Te veo indefenso y desnudo, llorando, 
y nadie te atiende, nadie te quiere con sonrisa de madre."
La arcilla oyó la voz del gusano y, compadecida, levantó la cabeza.
Inclinóse sobre el infante lloroso, y su vida exhaló
en dulce ternura de leche; luego, posó en Thel los ojos humildes.
"¡Oh, beldad de los valles de Har! No vivimos sólo para nosotros.
Ves en mí lo más bajo, y lo soy, ciertamente:
es helado de suyo mi pecho, de suyo es oscuro,
pero el que ama lo humilde vierte su óleo en mi frente y me besa
y enlaza las cintas nupciales en torno a mi seno,
y dice:"Madre de mis hijos: te he amado
y una corona te di, que nadie podrá arrebatarte".
Pero no sé yo por qué, dulce virgen, ni pudo saberlo;
lo considero y muy poco aclararlo sabría; pero amo y aliento".
La hija de la belleza secóse las lágrimas con su velo blanco,
y dijo: "¡Ay! Yo ignoraba esas cosas y lloraba por eso.
Bien sabía que Dios puede amar a un gusano y que al pie malvado castiga,
si a sabiendas holláse su forma indefensa; pero que le regale
con óleo y leche ignoraba, y lloraba por eso
y me lamentaba en el aire suave, porque me desvanezco
y me reclino en mi lecho frío, abandonando mi sitio de luz".
"Reina del Valle -repuso la Arcilla materna-: oí tus suspiros
y sobre mi techo volaron tus quejas, pero te consolaba.
¿Querrás, oh Reina, conocer mi morada? Te es dado entrar y volverte. No temas: entre tu piel virginal:"
(...)
Willian Blake > El libro de Thel.
(Fragmento extraído de "Poesía romántica inglesa"; (Ediciones Orbis y Editorial Origen. Traducción de M. Manent
y Juan G. de Luaces para la editorial Plaza y Janés)

jueves, 8 de diciembre de 2016

El poeta. Vicente Aleixandre.

Poeta, obra de Mateo Santamarta, t.mx-tabla,65x50, 1984.

(...)
No ese rayo velador que súbitamente te amenaza,
iluminando un instante tu frente desnuda,
para hundirse en tus ojos e incendiarte, abrasando
los espacios con tu vida que de amor se consume.

No. Esa luz que en el mundo
no es ceniza última,
luz que nunca se abate como polvo en los labios,
eres tú, poeta, cuya mano y no luna
yo vi en los cielos una noche brillando.
(...)
Vicente Aleixandre > Sombra del paraíso > El poeta.

Tomé estas estrofas del poema de la colección Obras Maestras de la Literatura Contemporánea editada por Seix Barral, S. A. en 1984.