No vendrá ya mi dulce Ariadna
No tendré más el hilo de la amada...
Transformado en tupida telaraña
que de mi laberinto cubre las estancias
sus paseos y callejas recortadas
No hubo ayer
ya no hay hoy
no habrá mañana.
Camino vacilante en esta noche
que de sí se alimenta y nunca acaba
Buscaré ya sin fuerzas esa aurora
que otros días suavemente me abrazaba
Me perdí en las tinieblas
en la nada
Me extraviaron los ásperos graznidos
de esas aves siniestras del crepúsculo
que le dieron alas negras a mi alma
Desaparecieron los cielos tan profundos
en que sin miedo mis alas desplegaba
No volverán a iluminarlos las sonrisas
no me arrullará la voz que acariciaba
el terciopelo sonoro que yo amaba
en la noche profunda de mi anhelo
en que aprendo
ya sin miedo
el sueño eterno
mateosantamarta2014
5 comentarios:
Tan poético, querido Mateo y tan triste. Esperemos que la primavera cambie el rumbo de las nubes.
Un abrazo otra vez.
Gracias, Virgi. Pues ahí quedamos, a merced de los vientos y los dioses, como Ulises, pero sin su inteligencia y astucia. Besos, amiga.
Gracias, Virgi. Pues ahí quedamos, a merced de los vientos y los dioses, como Ulises, pero sin su inteligencia y astucia. Besos, amiga.
Muy interesante. Un gusto visitar tu espacio.
Gracias, Darwin. Un saludo.
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