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Estás en una página de Mateo Santamarta. Todos los textos y obras que lleven mi firma pueden ser difundidos libremente siempre que no haya ánimo de lucro. Se agradece que se cite su autoría.







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viernes, 30 de diciembre de 2011

Acuarelas de Cerler






De tus labios
                      de tu lengua
que otras veces modularon esa voz que yo adoro
                                                                               si es amable
surgieron hace días las palabras

Derribaron el sueño en que acunaba
esta madurez
que aún bañaba ayer en tierna infancia

De tus labios
                      de tu lengua
surgió aquella espada aguda
que entró en mi corazón
sin una duda
directamente al lugar en que te amaba




Porqué sigo en pie
si ya estoy muerto?

Porqué estoy escribiendo estas palabras?

Quizá
          aunque la herida fue profunda
                                                            aunque abriste un surtidor de sangre
no has logrado cercenar aún la esperanza

Agosto de 2004


 En Septiembre de 2003 pasé unas vacaciones , sólo, en Cerler. Todos los días salía de madrugaba y subía hasta la cima de alguna montaña para regresar, ya de noche, a descansar al apartamento que mi hermana me había prestado. Por las noches, después de cenar, pintaba estas acuarelas que ahora comparto con vosotr@s.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Victoriano Crémer ( El fabuloso Mateo) -fragmento- Diario de León.




...Para entrar en el ámbito de la pintura de “Mateo” hay que desprenderse de muchos conceptos estereotipados, de muchas normas academicístas, porque lo que este pintor leonés, salido de las tierras planas de los páramos, expresa y expone es la proyección de sus internos deslumbramientos, transmitidos en un lenguaje que le es dictado por la descomposición de la gramática oficial: Obra de ensimismamiento y de descomposición, en el sentido de conceder a cada una de las partes de la composición la importancia que le corresponde para una aproximación al mejor entendimiento de
la totalidad. El artista se transfigura en hombre pensante y doliente y comunica a su obra todos los sentimientos y la gestuación interna que le impone la dramaticidad de sus proposiciones plásticas. Para todo lo cual opta por acoger en su repertorio expresivo no tan solo aquellos signos que la tradición ha salvado del olvido y mantiene en pleno vigor, sino las sugestiones emanadas de las nuevas formulas de comunicación , (el expresionismo abstracto o el surrealismo onírico, o el minimalismo...
Y cuando se dice de la acción creadora de Mateo que más bien pugna por convertir en sueño la realidad, se está incurriendo en un peligroso aforismo, porque la pintura del leonés a lo que tiende no es a transformar en sueño sus descubrimientos, sino por el contrario, a reformar lo soñado, lo intuido, lo encontrado en accidente gozoso de iluminación, en realidad simbólica.
Como Picasso, Mateo no busca, encuentra. Y lo que consigue rescatar de la oscura caverna de sus propias convulsiones es toda una mitología humanamente distorsionada y poéticamente alucinada. Las figuras, a través de su tratamiento, se convierten en mitos, en símbolos, en apelaciones, en denuncias. Y un colorismo sensual y disciplinado confiere a la obra un valor de documento vivo, fabulosamente vivo...



jueves, 8 de diciembre de 2011

Una invitación al abismo- Manuel Linares-Rivas. Diario de León.



Manuel Linares-Rivas Manuel Linares-Rivas 14/10/2003
Mateo Santamarta ha llegado a su patria chica con una exposición sugerente y densa en la que ofrece pistas suficientes para poder contemplar cada obra dentro de sus propias claves. El catálogo de la exposición incluye un poema de Mateo, revelador de parte de las coordenadas en que la muestra se encuadra. En él, el pintor-poeta recurre a la Mitología, alusión de lo real y lo soñado, de lo inmediato y lo arcano, en un intento de sondar sus abismos a la búsqueda de respuestas a las penalidades pasadas. Y frente al duro camino andado envidia el de las aguas, que fluyen hacia la mar, o, enamoradas por el ardiente sol, ascienden. A partir de aquí, la sabiduría y el arte tutelan su realidad individual y hacen de su existencia un tránsito compartido, salpicado de claroscuros. Con el amor por fondo. Es el abismo de la vida misma. El de mirar los adentros y a cuanto nos rodea. En otra parte de la exposición, Mateo rinde tributo de gratitud y reconocimiento a pensadores, escritores y poetas que han marcado su espíritu. Protagonistas de vidas funestas y azarosas, han supuesto para Mateo apoyo a su rebeldía y fuente de inspiración para su impulso creativo. En Bajo un campo de estrellas Mateo se instala, cómodo y seguro, en un registro más evolucionado en la abstracción y más minimalista. El espectador es invitado a participar de sensaciones, a veces de distancia, profundidad, descanso, misterio o melancolía, y, otras de alegría y relajación, de poder y fuerza, al contemplar esos espacios, siderales o terrenales, copiosos en matices y salpicados de materia, en los que la ejecución de signos singularizan la escena y la dotan de un lirismo irrefutable, turbulento y en ocasiones voluptuoso.














sábado, 3 de diciembre de 2011

La Construcción (Frank Kafka)


                                    La construcción (homenaje a Frank Kafka(, t-mixta/tabla, 1997,
 La construcción (homenaje a Frank Kafka), t-mx/ tabla, 1997?, ( la foto es mala, pero no encuentro otra)
 La casa más secreta. En principio no es un homenaje a Kafka, sino más bien a Rilke, pero encaja aquí, t.-mx/cartón, hacia 1998.
                                                   La casa más secreta, (detalle), buena foto!)

IX. La construcción.

La “estructura” fue uno de los secretos de Kafka mejor guardados, lo que explica que, hasta el presente, no se conozcan los cuadernos de trabajo o documentos en los que se puedan apreciar  los esquemas de las estructuras de sus obras. Estos materiales, que debieron ser voluminosos, lo más probable es que hayan desaparecido devorados por el fuego. Una pérdida lamentable porque en el “taller de Kafka” se encontraban valiosos descubrimientos literarios, verdaderos tesoros del oficio de escritor, taller que, además, daba fe de los ingentes esfuerzos que le demandaba a Kafka la escritura de sus obras, de lo cual dejó numerosos testimonios en los Diarios. Pero la “estructura” era su máximo orgullo y no la rodeó de un silencio absoluto, refiriéndose a ella alegóricamente, como era su estilo, en narraciones como La construcción y Preocupaciones de un jefe de familia.

La construcción, escrita en el último año de su vida, se inicia con las siguientes palabras:

“He presentado la obra y me parece bien lograda. Desde afuera sólo se ve un gran agujero que en realidad no conduce a ninguna parte, ya que a los pocos pasos se tropieza con roca. No quiero jactarme de haber ejecutado esta treta en forma deliberada; es más bien el sobrante de uno de los numerosos y vanos intentos de construcción, pero finalmente, me pareció ventajoso dejar este agujero sin rellenar. Desde luego hay astucias que, por sutiles, se aniquilan por sí solas, eso lo sé mejor que nadie, e indudablemente constituye una audacia llamar la atención con este agujero sobre la posibilidad de que aquí exista algo digno de ser investigado. Sin embargo, se equivoca quien crea que soy cobarde y que sólo por cobardía ejecuto la obra. A unos mil pasos de este agujero se halla, cubierto por una capa de musgo suelto, el verdadero acceso, tan bien asegurado como puede estarlo algo en el mundo; naturalmente, alguien podría pisar el musgo o levantarlo; entonces mi obra quedaría al aire y quien tuviera ganas —nótese, sin embargo, que se requerirían dotes no demasiado frecuentes—podría penetrar y destruirlo todo para siempre.”

En La construcción —que podemos considerar su testamento literario—, Kafka expresó los temores que lo asaltaban de sólo pensar en la posibilidad de que sus enemigos —los lectores—, pudieran penetrar en su madriguera, la “estructura”, en cuyo interior quería permanecer oculto y solitario, protegiendo su intimidad, pues “la he hecho para mí, no para visitantes”. Pero Kafka estaba perdido; su fortaleza no era inexpugnable: bastaba que un ser insignificante, “cualquier pequeño ser repugnante”  lo siguiera con curiosidad, para que, “sin saberlo, se convierta en el guía del mundo contra mí”.